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29 / 11 / 2022

Punta y Banca
LA REVISTA DIGITAL DEL MUNICIPAL
Teatro Municipal de Santiago

 

Una función en el Teatro Municipal de Santiago lo transformó por completo, convirtiéndose en un aclamado director musical con una destacada carrera internacional. Ahora vuelve a Chile para dirigir el Concierto 10: “Resurrección” en el Municipal de Santiago y además será parte de la Temporada 2023 del Teatro, dirigiendo el estreno de la ópera El viaje a Reims y el Concierto 8: “Mahler total”. ¿Cuáles son los mayores desafíos de ser dirigir una orquesta? ¿Quiénes son sus principales influencias? ¿Cuál es su conexión con las obras que dirigirá? Son algunas de las temáticas que Paolo Bortolameolli aborda en esta entrevista.

Por: Constanza Romero y Jacinta Díaz.

“Siempre quise ser director de orquesta. Mi amor por la música y esa elección tienen el mismo origen. Si bien estudié primero piano en el conservatorio, siempre fue pensado como un importante camino para eventualmente convertirme en lo que realmente amaba”, cuenta Paolo Bortolameolli sobre sus inicios. Creció en un ambiente vinculado a la música y su abuelo materno, que si bien no se dedicó profesionalmente a ella, fue una influencia muy importante en su vida.

“Fue un niño prodigio que entró a estudiar piano y composición al conservatorio a los 6 años. Cuando yo era niño, me sentaba debajo del piano a oírlo tocar. A mi mamá siempre le ha gustado la ópera y para mi papá, la música era lo más importante. Ir a la ópera, al ballet, a los conciertos sinfónicos, a los recitales de piano, era lo que definía su planificación de la semana, el mes y el año”, agrega el director invitado principal del Teatro Municipal de Santiago.

Su papá lo llevó por primera vez a escuchar la 5ª Sinfonía de L. v. Beethoven en el Municipal de Santiago a los 7 años, experiencia que cambió su vida. “El Teatro me encantó. Me pareció un edificio mágico donde el tiempo se detiene y solo importa la música. Lo que no anticipé es que esa música iba a conmocionarme tanto. Le dije a mi papá: ‘No sé por qué estoy llorando, si no es tristeza lo que siento’. Ese día entré al teatro de una forma y salí completamente transformado”, recuerda con cariño.

Ese instante milagroso, como lo define, de la belleza en su estado más puro, marcaría su devenir en la música y especialmente en el Municipal de Santiago, con el que mantiene un vínculo especial y volverá para dirigir el Concierto 10: “Resurrección”, además de continuar con su rol de director invitado principal de la Orquesta Filarmónica de Santiago en la Temporada 2023.

Actualmente, se desempeña como director asociado de la Orquesta Filarmónica de los Ángeles (LA Phil), es el director titular de la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil y es uno de los talentos musicales latinoamericanos más sobresalientes y versátiles del presente, obteniendo en cuatro ocasiones el premio del Círculo de Críticos de Arte de Chile.

“Cada vez que me toca pisar un teatro en el extranjero, me pone muy feliz poder llevar el nombre de mi país y ser una suerte de embajador de la música. Cada repertorio, cada nueva orquesta que me toca conocer o solista con el que me toca trabajar, lo enfrento de la misma forma. Desde la dicha de poder hacer esto todos los días. Mientras más me toca viajar, más me voy topando con caras conocidas, con artistas con los que ya trabajé y eso va creando un sentido de familia global, que además habla el mismo idioma. Creo que eso es lo que más disfruto de mi carrera”, señala Bortolameolli.

“Ese día entré al teatro de una forma y salí transformado”, recuerda. Fotografía: Cortesía Paolo Bortolameolli.

El retorno de Paolo Bortolameolli a Chile: Música para todo público

Luego de tres años, la batuta volverá a Chile a dirigir el Concierto 10: “Resurrección”junto al Coro del Municipal de Santiago -dirigido por Jorge Klastornick- y las sopranos Yaritza Véliz y Paulina González, y la mezzosoprano Evelyn Ramírez. Un programa centrado en la Sinfonía n.°2 en Do menor: “Resurrección” de G.  Mahler, poema sinfónico-coral monumental, grandilocuente y expansivo que reflexiona sobre Dios, la vida, la muerte y la trascendencia, y que marcará el último concierto de la Temporada 2022.

“Tengo una cercanía con Mahler y con esa visión existencialista de buscar el significado trascendental de la vida o la comunión con la naturaleza como concepto espiritual. Él también es un revolucionario en cuanto a romper las reglas de lo que debía ser la música sinfónica y tiene esa intimidad autobiográfica en donde, paradójicamente, tantos nos vemos reflejados. Su música es rica en contrastes y emociones tan desbordadas como sutiles, en sonidos tan grandiosos y sobrecogedores como frágiles y tiernos”, apunta Bortolameolli.

Como parte de la Temporada 2023 del Municipal de Santiago, Bortolameolli será también quien lleve la batuta del Concierto 8: “Mahler total”, instancia en la que abordará la Sinfonía N°9 en Re Mayor de G. Mahler. Descomunal, expansiva y sobrecogedora, esta pieza es considerada como uno de los ejemplos más paradigmáticos de la poética de la madurez de su creador. Escrita durante un período trágico de la vida de G. Mahler, esta reflexiona en torno a la muerte y la despedida del mundo terrenal, por medio de una atmósfera musical cargada de nostalgia, contemplación y desesperanza.

“En ese sentido, su Novena representa el final de su viaje. Una suerte de despedida a todo. A la vida, al mundo que lo rodeó, pero también una puerta al que viene. Esa sinfonía es tanto el resultado de lo heredado como un anticipo a la música del futuro, que será una llena de quiebres y colapsos, muy acorde a los tiempos de este presente”, comenta.

Durante la Temporada 2023, la ópera retornará con varios títulos, siendo uno de ellos El viaje a Reims, con música de Gioacchino Rossini y libreto de Luigi Balocchi. Esta producción, creada para el Festival de Ópera de Rossini, contará con la dirección musical de Paolo Bortolameolli y la dirección y concepto escénico de Emilio Sagi, además de la recordada vestuarista Pepa Ojanguren y el diseñador de iluminación Eduardo Bravo.

Esta pieza se destaca por su complejidad, exigencia y la monumentalidad de su contingente vocal e instrumental. De hecho, contiene algunos de los números vocales más demandantes de todo el repertorio rossiniano, requiriendo la participación de catorce voces solistas de gran dominio escénico y musical. “Es una ópera extraordinaria, llena de la imaginación típica de Rossini, que construye siempre desde un lenguaje muy propio donde la vitalidad de su música, el inteligente tratamiento vocal y las tramas que fluyen, logra armar un espectáculo que siempre fascina”, comenta Bortolamelli, quien destaca el desafío de presentar este título por primera vez al público chileno.

“Mahler también es un revolucionario en cuanto en cuanto a romper las reglas de lo que debía ser la música sinfónica”, señala el director. Fotografía: Cortesía Paolo Bortolameolli.

En una entrevista de El País comentaste que “ser músico es una decisión temeraria”, ¿por qué?

Creo que el dedicarse a la música es un acto inevitable. Es prácticamente imposible resistirse a esa suerte de llamado. Pero, por otra parte, es efectivamente una elección. Hay algo entre quijotesco, hermosamente rebelde y poéticamente valiente en eso de saltar a perseguir la belleza, en un mundo que prioriza la producción, el desarrollo tecnológico, el crecimiento económico, el consumismo y la inmediatez. El arte, ante todo esto, parece cada día más anacrónico pues requiere de una actitud contemplativa y reflexiva. Ahí está lo temerario.

En 2018 dictaste la charla TED “¿Por qué nos emociona la música?” y en 2020 escribiste tu primer libro “Rubato: Procesos musicales y una playlist personal”, donde abordas el vínculo entre música y emociones, enfocándote en la educación. ¿De qué manera crees que se debe promover la educación sobre las artes?

Para mí, de todos los temas relacionados con la cultura, el más importante es el de la educación. Es difícil desconocer el alejamiento del público de las artes escénicas. La tecnología jugó un papel clave en el distanciamiento, permitiéndonos “asistir” virtualmente a actividades culturales. Por ello, creo que la real solución es poner extremado énfasis en cómo educamos a las nuevas generaciones, atendiendo los tremendos cambios de paradigma. Por una parte, seguir descubriendo formas de educar y generar preguntas. Por otra, no dejar de ser creativos en la forma en que resolvemos esta paradoja de la velocidad de la sociedad actual.

En ese contexto, ¿cómo podemos acercar la música a niños y niñas? ¿y transmitir distintas formas de entenderla?

El concepto de educación tiene que ver con ir al origen. ¿Por qué cuando tenemos un niño en casa, nos vinculamos con él de forma instintiva a través del arte y pasado pre-kinder y kinder eso pasa a segundo plano? ¿Es realmente más importante ponernos “serios” cuando hay que aprender a sumar y restar? El arte fue nuestro lenguaje más instintivo. Pero además es parte de la historia, es un lenguaje y es sobre todo un tremendo gimnasio de creatividad y, por ende, de caminos para resolver problemas de todo tipo. Es también una forma de sensibilizarnos y ser seres más empáticos. En el caso de la música, hay que sumar el desarrollo del trabajo en equipo, la disciplina y la perseverancia, como el deporte. Entonces nunca se trató de acercar la música, sino de no alejar algo que ya es nuestro desde que nacemos. El arte es el logro más importante de nuestra especie. Ser capaces de fabricar belleza y luego emocionarnos con ella me parece un acto sublime.

“El arte parece cada día más anacrónico”, indica. Fotografía: Cortesía Paolo Bortolameolli.

En el plano musical, ¿cuáles son sus proyectos futuros?

El primero es mi regreso al Municipal de Santiago con el Concierto 10: “Resurrección”. Es una presentación que me tiene muy feliz, pues han pasado ya tres años desde la última vez que trabajé con la querida Orquesta Filarmónica de Santiago. En un plano personal, además, es tremendamente emotivo para mí dirigir esa sinfonía, pues era la favorita de Mahler de mi papá y está será también la primera vez que me tocará estar en el Teatro, desde que él murió hace un año y medio. Por lo tanto, le estoy dedicando este concierto a él. Después en enero se viene un tremendo hito: el estreno en Chile de la grandiosa Sinfonía N.°8 de Mahler, la sinfonía de los mil, en el contexto de la celebración de los 30 años de la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil. Además, viajaré a dirigir orquestas en diversos países y en el Municipal de Santiago voy a dirigir la ópera El viaje a Reims y la Novena de Mahler. Es un año movido y muy atractivo el que se viene.


Cuestionario Desde la galería:

Un recuerdo de infancia: Sentado bajo el piano de mi abuelo escuchándolo tocar Beethoven.
Mi primer amor artístico: Beethoven.
Una persona que admiro: Mi mamá. Es mi gran partner. Un pilar fundamental. ¡Es lo máximo!
Mi obra de cabecera: La sonata para piano No. 30, Op. 109 de Beethoven.
Mi lugar favorito en la comuna de Santiago: El Teatro Municipal. Es que tengo demasiados recuerdos ahí. Tanto que escuché y aprendí. Tanta gente que conocí. Además, ahí partió todo. De la mano de mi padre que también era un personaje tan presente y conocido entre los asiduos al teatro. Así que sin duda el teatro es mi rincón.
Un escenario ideal: Cada vez que mi hijo Andrea está en el público cuando yo dirijo. Hay un círculo cerrado tan poético en eso que realmente no puedo aspirar a más.