Amigos del Municipal

¿Cómo te acercaste a la música?
Escuchando sinfonías de Beethoven y Mozart con mi abuelito. Ese es uno de los recuerdos más preciados de mi infancia, porque así nació mi amor por la música clásica y, en especial, por el violín. También veía a mis hermanos mayores tocar canciones en flauta con tanta alegría, que quise ser parte de ese juego.

 

¿Por qué elegiste ese instrumento?

Musicalmente, el violín tiene algo fascinante: dentro de una orquesta o un conjunto de cámara, puede cumplir roles completamente distintos dependiendo de si tocas primer o segundo violín, que tienen diferentes funciones y dificultades, lo que lo convierte en un instrumento muy versátil y entretenido. En su sonido, he encontrado una parte de mi voz y una conexión profunda con lo más íntimo de mi ser. Hoy, sinceramente, me cuesta imaginar un futuro sin él.

 

¿Qué crees que puede aportar la música al Chile de hoy?
Chile atraviesa un momento de división. En tiempos tan complejos, la música puede ser un punto de encuentro, un espacio común donde nuestras diferencias se diluyen, nos reconocemos como iguales y disfrutamos de lo mismo.