
Florencia Novoa (26) es una artista que encarna lo mejor de dos mundos: la composición musical como vehículo de introspección y el canto como raíz terrenal que la conecta con el presente. Nacida en Santiago, estudió Licenciatura en Música con doble mención —composición y canto— en la Pontificia Universidad Católica. Hoy, su talento la llevó a Europa, donde cursa un Magíster en Composición Musical en la Haute École de Musique de Genève, en Suiza.
“Desde pequeña me gustaba cantar. Crecí en una familia muy musical, la música siempre fue parte de mi vida”, recuerda. Ese entorno creativo la impulsó a explorar el canto como una forma de expresar sus propias composiciones y, con el tiempo, ambas dimensiones comenzaron a complementarse de manera orgánica: “Componer me ayuda a entender el mundo. Cantar me obliga a ser paciente y constante. Es lo que conecta mis ideas con los demás”.
Florencia forma parte de los becados de la Corporación de Amigos del Teatro Municipal, un reconocimiento que ha fortalecido su convicción de seguir desarrollándose como artista integral. Su sueño es claro: crear una ópera que combine sus dos vocaciones, componiendo e interpretando una obra que una su mundo sonoro con su voz.
Respecto de la educación musical en Chile, es crítica: “Las artes están en segundo plano. Desde niños, se nos enseña que lo importante son las matemáticas o el lenguaje, y que la música es una clase de relleno. Eso limita el acceso, la valoración y la posibilidad de elegir libremente si queremos escuchar o no música clásica”.
Para ella, el camino para acercar a nuevos públicos es dar oportunidades de contacto real con la música desde temprana edad. “No se trata de imponer, sino de ofrecer la experiencia. Solo así se genera una conexión genuina”, señala.
Además de la música, Florencia cultiva otras formas de expresión artística: pinta con óleo y acuarela, escribe poemas, décimas, sonetos y haikús. Su sensibilidad también se refleja en sus gustos culturales. Entre libros y películas, destaca Poeta chileno de Alejandro Zambra —“me emocionó mucho ahora que estoy lejos de Chile”— y su película favorita es Kill Bill.

Su familia ha sido siempre un apoyo fundamental, tanto emocional como creativo. “Tuve la suerte de crecer en un entorno donde la música era una posibilidad real, no un sueño imposible”.
Hoy, Florencia es una de las voces jóvenes que proyecta con fuerza el espíritu contemporáneo del Municipal: creadora, intérprete, puente entre disciplinas, tiempos y emociones.